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El liderazgo que no se ve: fracasos, emociones y decisiones incómodas

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En 2018 fundé Causa Local, una organización enfocada en fortalecer el ecosistema emprendedor de Puerto Rico con soluciones de financiamiento y educación empresarial. Pero ese camino no comenzó ahí. Nació de una necesidad personal: alinear mi propósito con mi carrera y atreverme a tener conversaciones difíciles, incluso conmigo misma.

Pasé de trabajar como auditora en una firma Big 4 a explorar el mundo del Emprendimiento Social. Al colaborar con la plataforma de microcréditos Kiva, descubrí lo transformador que puede ser el acceso al capital para pequeños negocios.

Lo que comenzó como un experimento en mi tiempo libre se convirtió en una pasión de tiempo completo. Con el tiempo, ese trabajo evolucionó en algo aún más grande: la creación de Causa Local, una organización dedicada a fortalecer el ecosistema emprendedor a través de soluciones innovadoras de financiamiento y educación empresarial flexible.

Pero el camino no ha estado libre de retos. Conversaciones difíciles, fracasos, momentos de incertidumbre y decisiones incómodas han sido parte esencial de mi recorrido. Hoy los reconozco como catalizadores de mi crecimiento.

Aquí te comparto algunos de los aprendizajes más valiosos que me han ayudado a crecer como líder y como ser humano.

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Lecciones de liderazgo que nacen de conversaciones difíciles

1. No todo se tiene que decir, pero todo se puede escuchar

Una de las herramientas más poderosas que he aprendido es saber elegir mis batallas. No todo lo que nos molesta o incomoda merece una respuesta inmediata. A veces lo más valiente que puedes hacer es quedarte en silencio, escuchar genuinamente, entender desde dónde viene la otra persona, aprender lo que puedas… y seguir adelante. El autocontrol emocional no es debilidad, es sabiduría. Y cuidar tu salud mental también significa saber cuándo no gastar energía donde no hace falta.

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2. No asumas

Uno de mis deseos más profundos es que dejemos de asumir. En tiempos de cambio y ansiedad colectiva, la empatía debe ir primero. Como una sabia mentora me dijo una vez: "No es para justificar, pero recuerda que muchas personas están atravesando situaciones que desconocemos. No tomes nada personal y aprende si puedes." Esa frase se me quedó grabada. Asumir puede ser una forma sutil de desconectarnos de los demás, mientras que preguntar, observar y mantener una mente abierta nos conecta desde la compasión.

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3. La empatía y la humildad no son negociables

Somos seres humanos en entornos distintos, con experiencias muy distintas. Y aunque a veces queremos tener la razón, lo más importante es tener paz. He aprendido que actuar desde la empatía —sin asumir, sin reaccionar con juicio— es esencial para liderar con impacto. La humildad no es debilidad, es fuerza. Y en medio de una conversación difícil, es mejor escuchar con humildad que hablar desde la soberbia.

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4. No te quedes donde no hay paz

Un espacio que no fomenta la paz, ni apoya tu salud mental, no debe ser un espacio donde uno se quede. Punto. Porque el quedarse te resta. Nada bueno sale de personas o entornos que te quitan. Yo me quedé en lugares por miedo, por lealtad mal entendida, por costumbre. Hasta que entendí que la incomodidad constante no era parte del crecimiento, era una señal de que debía moverme. Alejarte de lo que te drena es también un acto de amor propio.

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5. El miedo no es una buena brújula

Uno de mis múltiples fuckups fue tomar decisiones desde el miedo: quedarme callada, aceptar críticas que no hacían sentido, no soñar en grande. Pensar que quedarme en un ambiente que no iba conmigo iba a terminar bien. Hoy sé que el miedo no puede ser lo que te guíe. Tu brújula deben ser tus valores, tu intuición y tu deseo de crecer. Hay que apostar por uno mismo, porque la vida es muy corta como para vivirla desde el temor.

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6. No necesitas reaccionar inmediatamente

Ante la duda o la incertidumbre, escucha. Evita la necesidad de reaccionar de inmediato o querer tener siempre la respuesta correcta. Haz una pausa y piensa. No tienes que contestar todo. No tienes que responder a todo. Con el tiempo he aprendido que la madurez está en la espera, en la observación, en el espacio que te das antes de actuar. Esa pausa puede evitar muchos conflictos y ayudarte a conectar contigo misma.

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7. Aprende a manejar personas y situaciones con inteligencia emocional.

No se trata solo de evitar el conflicto. Se trata de aprender a manejarlo con estrategia, con madurez y con conciencia. Master the art of managing people and situations, no desde la manipulación, sino desde la claridad. Ser líder no significa tener todas las respuestas, sino tener la capacidad de navegar situaciones complejas sin perderte a ti misma en el proceso. Y eso solo se logra cultivando la inteligencia emocional día a día.

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Liderar también es mirar hacia adentro

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Después de muchos fracasos —y los que seguramente aún faltan— he aprendido que liderar también es mirar hacia adentro. Confrontar el pasado, reconocer los momentos que me han marcado y entender que todo, incluso lo incómodo, puede enseñarnos algo si lo permitimos.

Como fundadora y líder de una organización, he tenido que trabajar mi salud mental desde un espacio de aceptación, empatía y aprendizaje. No siempre es fácil, pero vale la pena. Evitar ser reactiva se ha convertido en una práctica diaria, una herramienta para llevar en paz la misión de Causa Local.

Hoy sé que no siempre hay que tener una respuesta inmediata. Que a veces, la pausa es más poderosa que la acción. Y que el verdadero liderazgo nace cuando aprendemos a escuchar, a manejar situaciones con inteligencia emocional y, sobre todo, a cuidar de nosotras mismas en el proceso.

Al final del día, somos la suma de nuestro entorno. Y si queremos sostener nuestra misión, primero tenemos que sostenernos a nosotras.

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