Expectativas enormes y competencia desmedida

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Porque un filósofo muy chingón lo dijo alguna vez  parafraseando a Émile Durkheim (1858-1917), a quién llamaremos el filósofo Fuckup:

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"El capitalismo está basado en el individualismo y la esperanza. La sensación de ser un fracaso es la carga de vida particular en el capitalismo moderno."

-Émile Durkheim

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Si Durkheim dijo eso en el siglo IXX... Bueno, qué hay de hoy en día, dónde cada uno de nosotros enfrentamos expectativas enormes y competencia desmedida.

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No sé tú, pero un Fuckup del que estamos hartos es el de la sociedad celebrando simples (y a veces poco precisas) historias de éxito de todos esos Gates y Zuckerbergs del mundo. Le damos demasiada atención a los "ganadores" que no sabemos qué hacer cuando somos uno de los muchos y muchos "perdedores".

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Para muchos de nosotros, hay un momento en la vida en que miramos hacia atrás y nos damos cuenta de que no hemos logrado ninguna de nuestras metas de vida. En mi caso, no soy independiente financieramente hablando, no tengo un six pack (mas que en el refrigerador), y no he creado el impacto mundial transformador que imaginé hace 15 años.

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Nos han enseñado que la responsabilidad sobre nuestro éxito depende de nosotros. Que siempre podemos hacer las cosas mejor, pero solo si trabajamos más arduamente y pensamos de forma positiva. Pero no todos podemos ser Rocky Balboa.

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La idea de que ser una buena persona requiere siempre intentar más duro sin fin, es la razón por la que el fracaso se convierte en una catástrofe que termina definiendo nuestra identidad. Además, si fallamos o no somos lo suficientemente buenos a causa de fuerzas externas, la gente dirá que solo buscamos excusas.

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Estamos hechos para creer que la sociedad es justa, que el libre mercado es realmente libre y que controlamos nuestro destino. La gente que fracasa o no cumple con las expectativas son menos inteligentes o mediocres, mientras que la gente exitosa es trabajadora y valen más.

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Con la excepción de que eso no es verdad. Las sociedades necesitan darse cuenta de que nosotros como individuos no estamos completamente en control de todo. El fracaso de cualquier tipo y en cualquier nivel es en parte mala suerte, no un reflejo de nuestro carácter e identidad.

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Nuestras circunstancias (el pasaporte que tenemos, la escuela a la que fuimos, dónde vivimos, los idiotas y pandemias que se cruzan en nuestro camino) son factores que profundamente definen nuestro éxito o falta del mismo.

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¿Ok, pero qué puedo hacer?

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Jode el sistema. El capitalismo está basado en individualismo y comparación. Libérate de ese peligroso juego tan rápido como puedas. No te permitas vivir una vida llena de miedo.

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Primero que nada, cuestiona tu propia definición de éxito. ¿En realidad es tuya? O tal vez tú definición de éxito que involucra dinero, poder y fama fue implantada por los medios. ¿Realmente quieres enfocar tu vida en un trabajo muy bien pagado para ser la persona más rica del panteón?

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Deja de enfocarte en validación externa y acumulación. Cuando se le preguntó a la gente en su lecho de muerte sobre su mayor arrepentimiento, generalmente contestaban que trabajar demasiado y no pasar suficiente tiempo con sus seres queridos. ¿De qué te arrepentirás tú?

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Segundo, deja de compararte con otros. No caigas en la trampa del capitalismo que nos hace compararnos y convertirnos en consumidores pasivos, constantemente buscando tener más que la persona a nuestro lado, y luego la siguiente persona, y la siguiente y la siguiente. Tener más que los otros y trabajar incansablemente hasta la muerte  no te asegurará ningún tipo de satisfacción.

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Lo más importante es conocerse a uno mismo. Vivir una vida más auténtica, el único tipo de vida que no puedes arruinar. Lo mejor es que entre más vivas esa vida, mejor fluirán tus actividades diarias y tu definición profunda de éxito. Encontrarás más gente como tú en el camino. Gente que valore las mismas cosas y que comparta tu definición profunda de éxito.

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Cuestiónate a ti mismo. Diseña tu vida. Esa es la forma de vivir una vida menos limitada por el estigma del fracaso.