Diana Sánchez nos comparte su historia de fracaso.
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Diana abrió por primera vez una experiencia que vivió de forma profundamente pública… pero emocionalmente en silencio.
Esta es una historia conocida, sobre la caída más rápida de un banco en la historia de Estados Unidos, pero vivida desde muy adentro.
Sigue leyendo para conocer su historia…
— Eric, Gerente General de Fuckup Nights Global
Nacida en Cuba, criada en Nueva York y formada en Miami, Diana Sánchez construyó una carrera de dos décadas en el mundo financiero, pasando por siete instituciones como JP Morgan, Citi y HSBC. A lo largo de su carrera, ha perseguido una idea simple y poderosa: que el futuro se construye en la intersección viva entre tecnología, innovación y personas.
Recientemente lideró la adopción global de IA para una fuerza laboral de 230,000 personas en HSBC. Hoy, como Senior Director Analyst en Gartner, estudia cómo la IA está redefiniendo el trabajo y las decisiones de talento. Es cofundadora de La Tribu, un espacio que impulsa el desarrollo profesional y espiritual de mujeres líderes.
Diana: Cuando alguien te dice que no puedes, y te lo crees.
Diana: Después de trabajar en banca corporativa, buscaba algo más creativo, cercano y transformador.
Ahí qué fue que apareció un banco súper cool: Silicon Valley Bank. Me habían contratado para abrir la operación en Miami. Yo estaba en lo que mucha gente llamaría la cima.
En ese momento la ciudad explotaba como hub de innovación: unicornios, millones en VC, talento migrando, founders por todos lados. Era mi sueño: banca, tecnología y comunidad en un mismo lugar.
Armé un equipo de 10 personas y un año después crecimos una cartera de cero a 150 millones de dólares en depósitos orgánicos. Tenía autonomía, impacto, presupuesto, equipo… y una energía brutal alrededor.
Y lo hice estando embarazada. Aunque me dolían las piernas, tuve que cambiar mi copita de vino por agua en eventos y mis tacones por tenis, pero realmente estaba muy ocupada triunfando. Me sentía realizada.
En septiembre me fui de licencia de maternidad, muy desconectada de mi vida profesional, enfocándome en mi pequeño bebé. Tenía la seguridad de que las bases estaban bien firmes
Diana: El 9 de marzo del 2023 me llega un mensaje de mi ex-jefe, preguntándome si “estaba bien”. Y no fue hasta después que supe a qué se refería.
Los clientes del banco habían retirado más de 42,000 millones de dólares en solo 36 horas. El banco colapsó con una rapidez récord en la historia de los Estados Unidos.
El banco no tuvo Chief Financial Officer por algunos meses, un gran error para un banco de esa magnitud. Pensaban que con todo el capital que tenían, no había de qué preocuparse si los intereses de repente subían. Y eso fue lo que pasó.
Los clientes empezaron a percibir cierta turbulencia. Además, Peter Field, un venture multimillonario había regado la voz entre los emprendedores para que sacaran su dinero y así fue. Habían dejado al banco totalmente sin liquidez.
Los clientes que no habían logrado sacar su dinero estaban desesperados, era un viernes de nóminas. Mi equipo en pánico. Twitter estaba en fuego y los titulares explotaban.
Había colegas con 20 años en ese banco que habían perdido todos sus ahorros y stocks. Y además tenían que calmar las aguas con sus equipos y clientes.
Nunca se me olvidará ese día porque además, al siguiente volvía de mi licencia de maternidad.

Diana: El lunes siguiente nadie llamaba, era como si alguien se hubiese muerto.
Generalmente esos días siempre se te llenaban de emails, llamadas, conversaciones y eventos. Pero no, todo eso se había terminado. Y el silencio del fracaso es algo que me hizo preguntarme: ¿quién soy sin éxito?
De repente no me sentía orgullosa de lo que hacía o representaba. En ese paréntesis entre el estallido y la crisis tenemos que hacernos preguntas que nos duelen e incomodan. Pero es ahí donde realmente vamos a encontrar quienes somos.
Diana: El lunes fue de silencio, el martes de duda, y el miércoles decidí pasar a la acción. Yo era la única banquera en ese lugar que había pasado por un colapso similar en mis años previos de experiencia.
Hablé con mis clientes y les pedí disculpas, no porque yo como persona hubiera hecho algo malo, sino porque representaba un todo que había fallado.
Tomé un rol de consejera y motivadora. Le dije a los empleados que quedaban que esta crisis pasaría. Estar para quien necesitaba hablar y ser escuchado.
Hoy en día, SVB continúa, lograron salir adelante. Tienen muy buenos productos y conocen muy bien a sus clientes, eso es lo que los hace tan humanos. Son fáciles de entender y tienen productos que responden realmente en las necesidades de sus clientes.
Recuerda, nuestros canales están abiertos a cualquier duda, queja, feedback o colaboraciones en: rich@fuckupnights.com.
Editado por
Ricardo Guerrero
Transformemos nuestra percepción del fracaso y utilicémoslo como catalizador del crecimiento.